La sexualidad siempre nos ha parecido algo más bien ligado a los instintos que a la inteligencia, sin embargo #DicenPorAhi que la dimensión erótica de cada persona está determinada por su coeficiente de inteligencia sexual que constituye una parcela de nuestra capacidad intelectual, tan importante como la inteligencia emocional.
En el caso especifico de la mujer, se dice que las menos inteligentes sexualmente sufren mucho dolor y confusión en su vida sexual”, afirman algunos estudios. Pero no lo tienen todo perdido, ya que la sabiduría sexual es una facultad que se puede medir, cuantificar y sobre todo potenciar. Ser sexualmente inteligentes —y tener una vida sexual mejor— no depende de la suerte, de la belleza o del sex appeal innato de la mujer, sino de las habilidades que pueden adquirir, desarrollar y dominar con el tiempo.
Por consiguiente, la inteligencia sexual es algo a lo que cada mujer puede aspirar razonablemente y trabajar para conseguir.
Gran parte de nuestra existencia está orientada directa o indirectamente al sexo, pero paradójicamente, no todo el mundo consigue una estabilidad emocional en la vida sexual. Muchísimas personas inteligentes conviven con pasiones que conducen al desastre o con una vida sexual frustrante e insatisfactoria o inexistente. Se estudiaron las apetencias sexuales de 500 feminas, desde adolescentes hasta jubiladas, mediante un Test, que permite concretar el coeficiente sexual y de paso desvelar hasta qué punto una mujer está contenta con su vida sexual. Aproximadamente el 75% de las encuestadas confiesa que el sexo es importante o esencial para su vida, pero al mismo tiempo, la mitad dice que constituye la causa de su estrés y otras están preocupadas porque no tienen relaciones eróticas con más frecuencia.
Un elevado número de participantes manifestó sufrir algún tipo de insatisfacción erótica: el 42% mostró una falta de deseo libidinoso, el 57% declaró no poder tener un orgasmo y casi un tercio confesó que a veces no encuentra placentero el sexo. En contra de lo que cabría esperar, las disfunciones sexuales no solo aparecen en personas mayores y parejas que llevan 20 años o más de convivencia. La juventud también es presa de la insatisfacción: para la mitad de las mujeres de entre 18 y 29 años, el coito resulta físicamente doloroso.
Mujer sexualmente inteligente
La Inteligencia Sexual reposa en tres pilares fundamentales. El primer componente del talento amoroso consiste en adquirir los conocimientos precisos para adentrarse en la relación de pareja. Quienes son sexualmente inteligentes poseen información científica precisa acerca de la sexualidad humana, por la que se guían en sus decisiones y en su conducta sexual. Sólo a través de una adecuada educación sexual, es posible detectar y combatir algunos mitos y tabúes eróticos que están arraigados en la sociedad y que interiorizamos a través de la cultura popular, la religión y la familia.
Descubrir nuestro propio sexo
Una vez liberados de las mentiras del sexo, el segundo paso hacia una vida sexual mejor se encuentra en descubrir nuestro propio sexo, averiguar qué nos atrae y excita, qué preferimos y cuáles facetas de nuestra conducta erótica nos plantean dificultades. Este pilar de la inteligencia sexual se denomina Conciencia del Yo Sexual Secreto, el cual alberga los verdaderos pensamientos, sentimientos y emociones que hacen que la vida amorosa sea más gratificante. Los auténticos deseos sexuales, quedan encubiertos con demasiada frecuencia por diversos motivos. El Yo sexual secreto puede verse condicionado de forma negativa por experiencias desagradables que ocurrieron en el pasado, por necesidades emocionales insatisfechas, o simplemente por mitos o imágenes falsas de la sexualidad humana que se difunden a través de los medios de comunicación. Las mujeres sexualmente inteligentes son capaces de advertir, por ejemplo, cuando sus deseos eróticos están sustituyendo a carencias emocionales que no son sexuales, como la falta de autoestima, de seguridad, de poder o saben cuándo tienen relaciones sexuales simplemente porque se sienten solas.
El Yo erótico
El tercer y último pilar de la inteligencia erótica tiene que ver con la conexión con los demás. El sexo es cosa de dos, mantener una vida sexual enriquecedora implica a otras personas. Para adquirir una buena habilidad y dominio de la sexualidad, tanto en lo que se refiere a la relación de pareja como consigo mismo, hay que abrirse a los demás. Una mujer no alcanza un alto grado de inteligencia sexual hasta que domina ciertas habilidades sociales o interpersonales, que incluyen, entre otras cosas, la capacidad de hablar con la pareja sobre la vida sexual y de comprender el Yo erótico del(la) amante. La inteligencia sexual implica aprender a ser sinceras con nosotras mismas y con nuestra pareja, sobre quiénes somos sexualmente.
El camino hacia la satisfacción sexual no está en volvernos más seductores, ni en reprimir o dar rienda suelta a nuestros deseos y fantasías eróticas, o en aplicar a pies juntillas las técnicas y conceptos aprendidos en los libros de sexualidad.
La buena noticia es que siempre podemos mejorar nuestra inteligencia sexual, la clave parece ser aprender a conocernos y valorarnos, liberarnos del miedo y de la culpa, ser capaces de informarnos y aprender más acerca de la sexualidad, así como también descubrir que el sexo es mucho mejor cuando hay amor, apertura y respeto hacia la otra persona.
Colaboracion:
Dra. Esther Morales Leon / Psicologa clinica