En el nombre de Venus...


Sade dio nombre a lo “sado” pero quizás es menos conocido que la segunda rueda de la bicicleta erótica de moda hoy gracias a las andanzas de Christian Grey, el “masoquismo”, se debe al alemán Leopold von Sacher-Masoch. Entre los siglos XVIII y XIX recorre Europa una impúdica literatura erótica que revela unos usos amatorios (lesbianismo, prostitución, BDSM...) sorprendentemente modernos. Mauro Armiño ha reunido las ocho novelas más representativas en Los dominios de Venus.

Erika Leonard James -alias E.L. James- no escribirá como los ángeles pero sabe dónde buscar sus historias. Siglo y medio antes de que la escritora estadounidense despachara 35 millones de ejemplares de una trilogía que gira en torno al contrato de sumisión sexual que el hierático Grey invita a firmar a la joven Anastasia Steele, existió otro contrato similar: el que Severin von Kusiemski rubrica con Wanda von Dunajew en La Venus de las pieles. Así, la autora deCincuenta sombras de Grey encontró en la novela de Sacher-Masoch -o tal vez en la película homónima de Roman Polanski- una receta tan multimillonaria como añeja. El llamado “porno para mamás” no sería más que la enésima y descafeinada onda de choque de la explosión erótico-literaria que sacudió Europa en los siglos XVIII y XIX. 

O al menos a sus élites. Porque el libertino dieciochesco que alborota los salones parisinos es una creación de los dueños de la sociedad, como explica Mauro Armiño -traductor de Proust, Balzac, Maupussant o Casanova- en el prólogo a Los dominios de Venus (Siruela, 2015), la antología de narrativa erótica europea de los siglos XVIII y XIX en la que ha reunido ocho novelas emblemáticas, La Venus de las pieles entre ellas.

El 'porno para mamás' no sería más que la enésima onda de choque de la explosión erótica-literaria del XVIII y del XIX

Armiño recuerda que el libertinaje se empezó a popularizar en el reinado de Luis XIV (1638-1715) “y por supuesto se daba entre las clases superiores. El esplendor de los primeros años del reinado de Luis XIV va acompañado, con el propio rey -que sitúa a su favorita Madame de Lavallière al lado del trono junto a la reina María Teresa de Austria- como ejemplo de una vida sexual muy activa y diversa. Los aristócratas mueren como moscas por enfermedades venéreas, empezando por el Gran Delfín, el heredero del trono, y siguiendo por los Condé y los Conti, las segundas familias del reino. Ese esplendor del libertinaje en tiempos del rey Sol se difundió por toda la aristocracia”.

Incautación en palacio

Armiño urdió en 2008 la antología Cuentos y relatos libertinos, con Voltaire o el marqués de Sade como invitados. Pasar del cuento a la novela y ampliar el espacio temporal no fue tarea fácil: la producción erótico-literaria de aquellos siglos es “inmensa”. “Se pone de moda en los salones y la censura, que la hay, no puede hacer nada porque los apasionados lectores pertenecían a la clase aristocrática que practicaba las costumbres licenciosas descritas; por ejemplo, la policía incautó 1.200 ejemplares de El portero de los cartujos en el mismísimo palacio de Versalles, junto a la capilla, en la cámara del predicador del rey”.

Los dominios de Venus levanta una pasarela de prácticas sexuales profusa y desacomplejada. A saber: del anticlericalismo de El portero de los cartujos, atribuida a Gervaise de Latouche, o la Teresa filósofa, de Boyer d'Argens a la descripción en primera persona, naturalista e inédita, del deseo femenino en laFanny Hill del inglés John Cleland o de la prostitución masculina en El libertino de calidad, firmada por el conde de Mirabeau. Del lesbianismo orgulloso del Gamianide Alfred de Musset o el trazo grueso y escatológico de la Carta a la Presidenta, de Téophile Gautier, al análisis psicológico del sadomasoquismo en La Venus de las pieles de Sacher-Masoch o en La mujer y el pelele, de Pierre Louÿs. 

¿Novela libertina? ¿Erotismo? ¿Pornografía? D.H. Lawrence sentenció que “lo que para uno es pornografía para otro es la risa del genio”, pero aunque es cierto que las definiciones se superponen y difuminan, sí es posible señalar cierta graduación. 

En el arranque del XVIII, la reacción al romanticismo pusilánime que tan bien ejemplifica la Clarissa de Richardson, el gran bestseller de su tiempo, impone una nueva “ley del placer” de tintes claramente “eróticos”. La triunfal novela erótica barre con la primigenia idea libertina del amor como una carrera de obstáculos y con su lenguaje elusivo. “Los protagonistas tienen desde principio clara la compulsión del deseo. Se pasa directamente a la acción sin oratorias retóricas”, según Mauro Armiño. Pero no nos choca aún la explícita dureza de la pornografía que desgrana todas las variantes imposibles e imposibles de las relaciones sexuales en la obra del Marqués de Sade, en La filosofía en el tocador o en Las 120 jornadas de Sodoma. El “divino marqués” -como lo bautizaron Breton y los surrealistas- agota la parte física de las relaciones sexuales, y descubre para el psicoanálisis la idea del dolor ajeno como motor de sexualidad.

La licenciosa Inglaterra

Si seguimos el periplo de la literatura erótica francesa en otros países comprobamos cómo la exaltación libertina de los más pudientes entronca con una larga tradición de literatura popular más o menos pornográfica. En la licenciosa Inglaterra del XVIII, antes del cierre victoriano, autores como Defoe, Swift, Richardson pero también escritoras menos conocidas pero muy leídas como Aphra Behn o Eliza Haywood consiguen el favor del público a golpe de tramas escandalosas y sentimentales, en ocasiones de un subido color erótico. Un público que, según explican José Santaemilia y José Pruñonosa en el prólogo a su edición de Fanny Hill publicada en Cátedra y seleccionada por Armiño para su antología, “era una clase media cuya preparación intelectual no exigía complejidades estructurales”.

Fanny Hill es una novela admirable. Su autor, John Cleland, la escribió en 1748 tras dar con sus huesos en la cárcel por deudas. Gracias a su éxito pudo abonar las 840 libras que debía (unos 120.000 euros de 2014) y salir de la prisión para volver a entrar en ella inmediatamente junto a su editor y el impresor del libro.Fanny Hill anduvo prohibida 100 años y, en realidad, no pudo adquirirse libremente hasta 1970. En la distintiva obra de Cleland la inicialmente ingenua Fanny narra su descubrimiento del placer en primera persona. Ya en las primeras páginas anuncia su intención de contar “la parte más ligera de mi biografía escrita con la misma libertad con la que la viví”. Es ella la que elige y convierte a los hombres en lo que las mujeres representaban hasta entonces: artículos de lujo, fuente exclusiva del placer ajeno.

“Estas novelas recogen sobre todo”, nos explica Mauro Armiño, “la liberación de las represiones, desde el anticlericalismo de las primeras novelas eróticas, comprensible dado que la Iglesia se había encargado de poner freno a la libertad sexual durante toda la Edad Media, hasta las psicológicas. Los primeros protagonistas (El portero de los cartujos, Teresa filósofa) pertenecen a órdenes religiosas. Los conventos eran entonces, salvando las vocaciones, un aparcamiento de malcasadas, de viudas de la aristocracia, de jóvenes que, por carecer de dote, no podían aspirar a lo que para los padres sería una buena boda. Esas novelas, con su didactismo filosófico, se convierten en una sátira del libertinaje de la vida monástica contra el que existían críticas internas desde Lutero, y que llevaron a reformas en Francia, en España (como las de Teresa de Jesús), etc. Una vez pasado ese primer periodo, la novela hila más fino, se centra en los grupos sociales y en el individuo, descubre repliegues del comportamiento humano desconocidos literariamente hasta entonces”.

Una implantación perversa

La Venus del espejo de Tiziano inspira a Severin von Kusiemsky, el sadomasoquista protagonista de La Venus de las pieles

Michel Foucault denunció en su inacabada Historia de la sexualidad una suerte de “implantación perversa” que en el XIX desplazó las formas de sexualidad no normativas a los arrabales de la sociedad. “Lo propio de las sociedades modernas no es que hayan obligado al sexo a permanecer en la sombra, sino que ellas se hayan destinado a hablar del sexo siempre, haciéndolo valer, poniéndolo de relieve como el secreto”. Disolvía así esa paradoja decimonónica que se sigue de la coexistencia de la contrarrevolución victoriana -que sólo admite el sexo conyugal fuertemente reglamentado- y el auge inédito de la prostitución, las enfermedades venéreas y la pornografía. “La implantación de las perversiones es un efecto-instrumento: merced al aislamiento, la intensificación y la consolidación de las sexualidades periféricas, las relaciones del poder con el sexo y el placer se ramifican, se multiplican, miden el cuerpo y penetran en las conductas. Y con esa avanzada de los poderes se fijan sexualidades diseminadas, prendidas a una edad, a un lugar, a un gusto, a un tipo de prácticas”. 

Por su parte, el también pensador francés George Bataille arremete en su inédita Historia del erotismo que acaba de publicar en español el sello Errata Naturae contra el “hombre ser vil” y utilitarista que hoy gobierna en todas partes y cuya constitución histórica pasó por imponer un erotismo práctico, contable y de consumo, aniquilando así la riqueza y razón última de ser del erotismo, “que no puede servir para nada”. “Según el dicho popular, ‘de todo hay en la viña del Señor', prostitutas y santos, canallas y hombres de incomparable generosidad, pero ese dicho no es propio del pensamiento oficial, que reduce al hombre a lo neutro y que niega tal conjunto solidario, donde se unen el espíritu de sacrificio y las lágrimas con las matanzas y francachelas”.

Fue precisamente el afán por interpelar directamente a la ambivalente naturaleza humana lo que cebó, como muestran las historias recogidas en Los dominios de Venus, la novelística erótica. Pero después de Sade, ya avanzado el XIX, es difícil no repetirse. La solución pasa por divertirse. Así, nace una simpática escuela literaria que rinde tributo a la escatología. Su capitán es Théophile Gautier, un día exquisito y romántico poeta y al siguiente extravagante y “cerdo” (como se llamaba a sí mismo) corresponsal. Gautier frecuentaba el muy cálido salón de la simpar Apollonie Sabatier, mujer excepcional que, según el testimonio de los grandes escritores de su tiempo, rompía todos los moldes usualmente atibuidos a su sexo. Fue a ella a quien dirigió Gautier, bajo pseudónimo, su muy popular Carta a la Presidenta, un ramillete de epístolas “tan idiotas como repugnantes”, según Camille Mauclair, biógrafo de Baudelaire, que supone la exageración paródica de la narración erótica. Como ejemplo del tenor de los escritos, léase esta descripción de la entrepierna de las ginebrinas: “Si es que se puede llamar coño a esa máquina de hacer relojeros que las protestantes llevan entre sus descarnados muslos, bajo una rala mata de pelos a los que las menstruaciones obliga a hacer de pincel”. 

Una nueva pauta sexual

Las dos piezas que cierran la antología de Siruela -La Venus de las pieles y La mujer y el pelele- ilustran las primera prácticas sadomasoquistas en la forma cacónica en la que se reconocen actualmente: contratos de servidumbre sexual, azotes, látigos y otros artilugios. Se trata de una “nueva pauta sexual”, como la describe Mauro Armiño que tiene en el alemán Leopold von Sacher-Masoch, con permiso del marqués de Sade, su primer y más célebre registrador y en La Venus de las pieles su obra de referencia. Durante un viaje al Tirol, un trasunto del autor que responde al nombre de Severin von Kusiemski, conoce a una joven viuda perteneciente a la nobleza, Fanny von Pistor, con la que firmará su primer contrato, por seis meses, prorrogable a un año más, de pérdida de libertad y entrega absoluta a la dominación de Fanny. La ruptura se produce cuando esta mujer incumple una de las exigencias: carece de gusto por la belleza. Más suerte tendrá con la segunda firmante del contrato, Aurora Rumelin, quien acabaría convirtiéndose en esposa literaria y real de Sacher-Masoch con el nombre de Wanda von Dunajew.

La mujer ideal para Sacher-Masoch sería una sádica que torturaría hasta la muerte a su pareja, de ahí que, al no alcanzar ese desenlace, el masoquista resulte decepcionado, según argumentó Gilles Deleuze, que estudió desde la psiquiatría y el psicoanálisis las propuestas del autor. La venus de las pieles tuvo un tremendo éxito. Fue adaptada al cine cinco veces, -por Jess Franco, Massimo Dallamano o, recientemente, en 2013, Roman Polanski- y The Velvet Undergroud se inspiró en ella para su canción Venus in Furs. Por no hablar de Grey y sus sombras... 

Según Mauro Armiño, “Sacher-Masoch ofrece la otra cara de la moneda: el dolor propio como fuente de placer; dolor sentimental de ver a la pareja en situaciones eróticas con otros, y, como colmo, dolor físico causado por esas parejas sobre el protagonista”. Cuando le preguntamos por el fenómeno de Cincuenta Sombras de Grey que tanto debe a la novela de Sacher-Masoch, Armiño admite haber recibido “sus ecos, pero no he pasado, una vez conocidas las referencias, de los ecos”.
Leer más...

Es un Patrimonio la Homosexualidad?


La diversidad de los gustos sexuales no se restringe a la oposición binaria entre masculino y femenino, sino que se manifiesta a través de innumerables posibilidades: algunos hallan su realización sexual procreando para dar continuidad a nuestra especie; otros sienten su vida sexual realizada al lado de parejas de su mismo sexo; existen también hombres y mujeres que deciden EMPRENDER su camino bajo el manto de la soledad –llámese religión, espiritualidad o moral–.

La homosexualidad –no es un secreto– no es un mecanismo directo de perpetuación de la especie: nuestra reproducción es tan copiosa que nos damos el lujo de que ésta no la amenace. La homosexualidad es un gusto que conjuga las circunstancias y las decisiones de los individuos a la hora de tomar postura frente a la forma de vivir su cuerpo. Los adultos, aunque por lo general pasen por alto este hecho, tienen gran incidencia en la conformación de la realidad sexual de los niños y las niñas, lo que ocurre la mayoría de las veces como consecuencia de la omisión. No obstante, la sociedad sí es implacable a la hora de estandarizar los prototipos de comportamientos y uniones de parejas.

En la formación no hay claridad alrededor de quiénes se pueden unificar en pro de la felicidad. Así, quienes desafían los cánones de pareja se exponen al escarnio público y se atreven a encarnar la contradicción y exponerse al maltrato que implica una apertura digna de acciones, hechos y conocimientos. Su decisión constituye una protesta creativa que parte de reflexiones alrededor de su inconformidad y se manifiesta el vivir prácticas que bajo el manto de la moral y la religión se han madurado y ahora son – irremediablemente– una vivencia alternativa.
Leer más...

Erotismo Lèsbico...


Las mujeres homosexuales, en general, entablan vínculos más sólidos con sus parejas que los hombres gay. Son fieles y se proyectan juntas por muchos años. La vida en común (sobre todo, cuando hay hijos) se asemeja más al patrón heterosexual. Los homosexuales masculinos tardan más tiempo en afianzar el vínculo amoroso y en llegar a un punto de “equilibrio” entre las necesidades de cada uno. Este también es el dilema de las parejas heterosexuales autónomas (estudiantes, profesionales, empresarios o con cargos ejecutivos full time, etc.), quienes han aprendido a defender con uñas y dientes los espacios propios pero, a su vez –sobre todo pasados los treinta-, se ven compelidos a formar una familia. Finalmente, en la heterosexualidad es la mujer quien “cede” terreno para ocupar el rol de madre.

En los vínculos homosexuales masculinos, al comienzo de la relación, ninguno de los miembros de la pareja quiere condescender. El amor no llega a ser motivo suficiente para entregarse al compromiso que representa una relación estable. La vivencia de pérdida de lo ganado (léase independencia, libertad) no puede ni debe ser cedido fácilmente. Deben existir sobradas y bien justificadas razones para hacerlo. ¿Criterio de masculinidad? ¿Regla de cortejo? ¿Defensa frente a la resistencia social que se extiende a todo vínculo? ¿Escepticismo respecto al amor homosexual? Quizás se reúnan éstas y otras cuestiones más o menos complejas. Al final, sólo unos pocos se mantienen firmes en sus posturas narcisistas. La mayoría se entrega al amor y a la erótica homosexual con el firme deseo de que la unión funcione por mucho tiempo.

Erótica y sexo

La erótica homosexual requiere de condimentos efusivos y extremadamente activos en el contacto de los cuerpos. La pasividad como rol no existe en el erotismo homosexual, ya que se pide reciprocidad en el dar y recibir. Por lo tanto, usar la etiqueta de “activo” o “pasivo” es remitirse al modelo más ortodoxo de comportamiento heterosexual.

Es común escuchar decir que en las relaciones homosexuales, tanto gays como lesbianas, deben asumir los clásicos roles femeninos y masculinos, como si las relaciones homosexuales fueran una imitación de las heterosexuales. Nada más falso. Las relaciones homosexuales, al estar despojadas de la presión para procrear, dan singular importancia a la conexión entre los cuerpos. El juego previo es un objetivo, más que un paso hacia la penetración.

También es sabido que las relaciones entre hombres dan prioridad al encuentro de los cuerpos y todas las posibilidades eróticas, pudiendo terminar el acto con una masturbación conjunta, sin existir penetración. La idea de que toda relación homosexual tiene que tener penetración es un mito que tiende a la semejanza con el acto heterosexual. No es condición para toda relación sexual. Esto también sirve para derribar el mito que relaciona el ano con la homosexualidad. Señores heterosexuales que gustan del erotismo anal pero no se animan por temores homosexuales: disfruten sin miedo. Las relaciones homosexuales tienen diferentes variantes, incluido el uso de juguetes eróticos o dildos.

Otro mito está relacionado con la idea de que los hombres homosexuales son más promiscuos. Es posible que dicha creencia se funde en que el sexo entre hombres ha estado siempre en las márgenes de la normatividad heterosexual. Por tal motivo, ha estado teñido de “pecado”, lujuria, oscuridad. Hasta la llegada del SIDA, los típicos lugares de encuentro han sido los levantes callejeros, baños públicos, cines, boliches y, en contadas ocasiones, alguna fiesta entre amigos. Durante siglos, la homosexualidad estuvo oculta. Y, a pesar de los cambios actuales, “salir del closet”, además de integrar a la persona con su deseo sexual, sigue siendo un frente de lucha frente a la desigualdad.

Escrito por:
Por el doctor Walter Ghedin, médico psiquiatra y sexólogo.
Leer más...

Si los orgasmos hablaran...


La historia de esta manifestación del erotismo abarca desde teorías que hablan de la supervivencia de la especie humana, hasta la idea de que incrementan el sexo

El 8 de agosto se celebró el día internacional del orgasmo femenino. Así es. En Noruega es feriado y en Dinamarca aquel hombre que no proporcione tal placer a su mujer ese día en particular, es muy mal visto 

Así como se celebra el día del niño, de la madre, de la patria, deberemos comenzar a celebrar el gran O. Pero este gran desconocido, realmente ¿para qué sirve?
Según el sitio Discovery Health , puede comprobarse que los orgasmos femeninos son necesarios para la continuación de la especie. Hasta hace tiempo, el orgasmo de las mujeres era un misterio total pues en pocas palabras no sirve para nada. Sólo para dar placer a la mujer. Pero en materia biológica, los científicos encuentran poco a poco una explicación a este hecho natural.

Para los hombres, el orgasmo y la eyaculación van de la mano. En muy raras ocasiones puede haber orgasmo sin eyaculación, sin embargo es una excepción. Una vez que el hombre ha depositado su semen en la vagina ha terminado con ello el propósito de tal acto sexual. Y conforme más se realice en diferentes vaginas, más probabilidades de tener más hijos tiene.
El proceso físico del orgasmo femenino es más difícil de explicar en términos de evolución pues el orgasmo no está conectado en términos de que sea indispensable para conservar el huevo dentro de su útero. 

La mujer sólo puede estar embarazada una vez en un periodo de tiempo, por tanto tener muchas parejas sexuales y tener orgasmos con todos ellos, no es un tema importante en materia de la supervivencia de la especie. 

¿Entonces para qué sirve?

¿Es una adaptación de la evolución en términos naturales o es un golpe de suerte para ellas?

Los científicos tienen diversas teorías en torno a ello. Aquí algunas:

1. Hombres y mujeres experimentan cambios físicos similares durante su orgasmo. En menos de un minuto, por ejemplo, en ambos sexos, el recto se contrae en intervalos aproximados de 0.8 segundos y muchos músculos del cuerpo tienen un espasmo durante el orgasmo. La oxitocina, la norepinefrina y la serotonina saturan el cerebro con un indescifrable placer. En la mujer el útero y vagina tienen una serie de contracciones.
Estas contracciones son una de las explicaciones del orgasmo femenino (la teoría de retención de esperma). Algunos científicos afirman que estas contracciones sirven para obtener más esperma y fecundar al huevo más fácilmente, haciendo un efecto de succión que permite que salga menos esperma. 

2. Otra teoría señala que el orgasmo sirve para que la mujer descanse relajada, de espaldas, luego del sexo y ello permite que más esperma se quede dentro de ella.
3. El orgasmo empodera a la mujer y la mueve a tener más sexo. Esta teoría señala que conforme más parejas sexuales tenga la mujer para tener cada vez más orgasmos, más probabilidades tendrá de quedar embarazada y ello ayudará a la continuación de la especie.

4. Los orgasmos ayudan a encontrar a la pareja ideal. Cada vez más mujeres no experimentan orgasmos con todos los hombres que han tenido como pareja sexual, quizá porque va en ello cierto criterio de selección. Quizá en algún punto de la evolución, tener un orgasmo poderoso e intenso, podría decirle a la mujer mucho sobre la salud, la fuerza y atención de ese hombre en particular, y verlo así como un macho altamente elegible para preservar con él la especie.

5. Los químicos liberados durante el orgasmo, como las endorfinas o la oxitocina, hacen sentir a quien lo tiene más cerca del otro, más conectados y felices. En términos de evolución esta adaptación puede hacer que la pareja permanezca junta para criar juntos a sus hijos.

6. Sin embargo, científicos advierten también que es posible que en el verdadero por qué del orgasmo no tenga nada qué ver la evolución. Muchos científicos y estudiosos del tema aseguran que el orgasmo femenino no es una adaptación de la evolución, sino que simplemente existe porque los hombres tienen orgasmos también.
Leer más...

Masajes Eróticos...


Las mujeres pueden sentir orgasmos de dos maneras: mediante la estimulación de su punto G o por estimulación del clítoris. Muchas mujeres caracterizan el orgasmo del clítoris como más fuerte y el orgasmo del punto G como más profundo. La excitación femenina toma mejor tiempo en obtenerse pero permite tener orgasmos múltiples, si continúa la estimulación. Tener orgasmos múltiples puede mantener la excitación por mucho tiempo a un nivel muy alto.

Masaje Labial
Coloca una mano bien lubricada sobre los labios de su vagina con los dedos hacia en ano. Avanza hacia el ombligo y alterna ambas manos. Explora los labios internos y externos con tus dedos. Suavemente arrastra uno y después el otro. Frota los labios exteriores suavemente con tu pulgar e índice, y después los labios interiores.

Y Uno, y Dos, y Tres...
Inserta tus dedos índice y medio dentro de ella y arquea tu pulgar como si estuvieras "haciendo dedo", penétrala hasta que tu pulgar toque el clítoris. Puedes usar una variedad de movimientos lineales y circulares en esta posición. También puedes hacer vibrar tu mano.

Casi Casi
Si ella tiene un sitio en el cual le gusta ser acariciada o lamida, hazlo bien cerca, pero no exactamente en ese punto, excepto muy ocasionalmente. Esto hace que ella tarde más en alcanzar el orgasmo, pero probablemente sea mucho más intenso en el momento en que llegue.

Presione Aquí Para Comenzar
Inserta un dedo suave y profundamente en la vagina y cuando esté lista y lubricada, inserta un segundo dedo. Coloca tu pulgar cubriendo el ano. No lo penetres. Presiona el ano ligeramente mientras mueves tus dedos.

Cuente Hasta Diez
Coloca la palma de tu mano en su monte de Venus (donde esta el vello púbico), y coloca tus dedos ligeramente sobre los labios vaginales. Coloca tu pulgar en el muslo. Ligera pero firmemente presiona tu palma contra el monte de Venus y comienza a mover tu mano en un movimiento circular. Tu palma no debe hacer deslizar la piel en este proceso. En cambio, debes notar que la piel de ella se mueve por debajo. Repite hasta que haya hecho diez círculos. Levanta tus dedos y golpea muy ligeramente los labios vaginales a un ritmo de una vez por segundo hasta que llegue a diez golpes. Nota que son golpes muy, muy suaves; no deben doler. Después, descansa tu mano por cinco a diez segundos. Repite los círculos, repite los golpes, descansa nuevamente, repite los círculos, etc.

Reloj Cervical
La cerviz se suele ubicar en la parte superior interna de la vagina. La cerviz se siente como una pequeña protuberancia de piel. En algunos casos puede tener una ranura pequeña en la mitad, tal como un mentón. Cuidadosamente estimula el área que rodea la cerviz. Ella disfrutará de este masaje y posiblemente quiera que lo hagas más a menudo; o tal vez, no lo disfrutará para nada.

Dedos en los Labios
Debido a que la piel del clítoris es mucho más sensible que cualquier parte de los genitales, no querrás que la piel de tus dedos lo lastimen. Suavemente empuja y separa la piel que rodea al clítoris cuando toques los genitales femeninos. Usando los labios vaginales como protección podrás darle estimulación placentera sin la fricción dolorosa.

Desde Afuera
Coloca tu mano libre en la parte inferior del abdomen de ella. Experimenta aplicando distintos tipos de presión con la mano de arriba mientras tienes los dedos de tu otra mano dentro de la vagina.

Copión
Una forma excelente de aprender como darle placer es colocar tus dedos sobre los de ella mientras ella se masturba. Después háganlo al revés, con los dedos de ella actuando como guía para los tuyos.

Desde el Borde
Otra forma de masaje genital se puede hacer colocando el labio vaginal bien lubricado entre el pulgar y el índice. Pellizca muy ligeramente y tira suavemente hacia afuera de su cuerpo. Tus dedos terminaran en el aire a unos tres o cinco centímetros del cuerpo de ella, tal cual como si los hubieras arrastrado desde el borde de una mesa. Si a ella le gusta repítelo varias veces.

Solo por Invitación
Comienza con unas leves caricias que apenas toquen sus muslos internos y vello púbico. No avances hasta que ella alce su pelvis hacia arriba. Acaricia los labios vaginales hasta que su vagina se abra e invite a tus dedos a entrar.

Trazador Labial
Aplica abundante lubricación, puede ser mejor que comiences con uno de los labios externos. Coloca el labio entre tu pulgar e índice, agarrándolo en la base inferior donde se une al cuerpo. Recorre con tus dedos desde la parte inferior hasta la parte superior. Repítelo cuantas veces ella lo desee. Cuando este mejor lubricado hazlo con el labio interior.

Aquí y Ahora
Inserta tu dedo índice dentro de la vagina muy lentamente. Déjalo quieto. Luego deslízalo hacia adentro y hacia afuera.

Luna Creciente
Inserta tu pulgar en la vagina, cubre con tu mano el clítoris y deja que tus dedos se posen en su monte de Venus. Alterna la estimulación entre el punto G interno (techo de la vagina), el clítoris y el punto G externo (encima de la vejiga).

Timbre
Presiona firmemente en el punto G, como pulsando un timbre. Presiona, suelta, presiona, etc.

Cuatro Direcciones
Con dos dedos presiona firmemente arriba, al lado, abajo, al lado en la vagina, ocho veces cada lado.

Toque y Cosquillas
Toca el clítoris muy ligeramente.

Pellizque y Hale
Suavemente pellizca y hala del clítoris.

Rápido y Profundo
Ella puede querer penetraciones rápidas y profundas. Asegúrate de que siempre este relajada, no dejes que se ponga rígida.

Rodee el Clítoris
Con tu dedo índice haz círculos pequeños, parando en cada vuelta.

Puerta del Templo
Con un dedo acaricia la abertura vaginal lo más suavemente posible. Haz que ella quede "hambrienta".

Círculo
Con tu dedo índice haz círculos desde el perineo (área entre la vagina y el ano) hasta más arriba del clítoris.

Los Dedos Mágicos
Usa tus tres dedos más largos, con tu dedo medio deslizándose por la apertura de la vagina y tus otros dos (índice y anular) por el borde de los labios vaginales externos. Puedes, de vez en cuando, insertar el dedo medio dentro de la vagina.

Twist
Usando uno o más dedos masajea hacia adentro y hacia afuera de la vagina rotando tu muñeca.
Ahora que conoces casi todas las técnicas de masajes...
¡¡¡ MANOS A LA OBRA !!!
Leer más...