La primera vez para todo mundo, independientemente de la orientación sexual, se trata de uno de los momentos más importantes de la vida.
Nadie nace sabiendo “conscientemente” lo que tiene que hacer cuando esté por vez primera en la cama; el cómo hacer el amor es algo que llevamos dentro, es parte nuestra y aflora en el momento preciso. Luego con el tiempo se va adquiriendo práctica y un mejor desempeño.
Lesbiana o no, una mujer debe dejarse guiar por sus sentimientos, por el contacto con la piel de la pareja y por el propio erotismo.
Muchas chicas sienten miedo por su primera vez ya que desconocen que hacer para darle placer a su mujer, ya que la intimidad sexual entre lesbianas está menos difundida que la heterosexual, es más fácil saber qué ocurre “en detalle” entre un hombre y una mujer que entre dos mujeres.
Lo primero, hay que perder el pudor y hablar con la pareja, expresar lo que sienten, lo que desean y preguntarle a ella qué es lo que le gusta. Luego hay que dedicar el tiempo necesario a los juegos previos, nadie sabe mejor que una mujer cuánto se necesita de calentamiento para poder llegar al orgasmo.
Verán todo se va dando con total normalidad y con el trascurso del tiempo se adaptarán al nuevo mundo que emprendieron y adquirirán destrezas que antes desconocían.
Lo que hace a una mujer buena amante de otra no es la capacidad de darle infinidad de orgasmos sino la predisposición, las ganas de estar allí, explorar el cuerpo de la otra y compartir ese momento íntimo, abrirse a nuevas experiencias y dar todo de sí para que la pareja disfrute del acto al máximo.