Visibilidad para un gènero...


X era una adolescente libanesa ejemplar. Adorada por su familia y amiga de sus amigos, le gustaba tocar el piano, hacer deporte, leer poesía y, por encima de todo, estudiar la Biblia. Cristiana maronita, cada día dedicaba tres momentos -antes de ir al colegio, antes de hacer los deberes y antes de dormir- a repasar los versículos. "Adoraba la Biblia, me daba alivio, esperanza y alegría. De mayor quería ser misionera, y desde una edad temprana rezaba de forma apasionada".

También desde una edad temprana, seis años exactamente, X sabía que era lesbiana. "Era lo más normal, la parte más natural de mi ser". Lo fue hasta que sus compañeros comenzaron a mofarse de su corte de pelo y de sus ropas holgadas, y hasta que leyó un pasaje de la Biblia según el cual Dios odiaba a los homosexuales que la "persiguió durante años". X terminó confiándose a un profesor de religión al que consideraba un amigo. La miró con repugnancia."Los homosexuales son pecadores. Dios les odia". "No es cierto. Sé que Dios me quiere tal como soy", rebatió X. El maestro perdió el control. "¿Qué quieres decir? Esto es un problema enorme. No puedes seguir estudiando la Biblia. ¡Lárgate de aquí!".
Cuando la madre de X supo lo ocurrido se llevó a su hija a casa al borde de un ataque de nervios. Una vez en la cocina, comenzó a destrozar la vajilla lanzándola violentamente contra X mientras ella, antes la niña de sus ojos y su principal motivo de orgullo, esquivaba cristales sorbiendo sus lágrimas, incapaz de entender qué había hecho mal. "¿Cómo puedes hacerme esto a mí? No eres normal. Lo he hecho todo por ti y tú te has vuelto una puta".
Primero la encerró por dos semanas en su cuarto. Sólo le permitía salir para 'purificarse' en el agua hirviendo de la bañera. Luego la llevó a un médico, a un sacerdote y a un psiquiatra buscando 'la cura' para su hija. Finalmente, X volvió al colegio con una enorme depresión. En su clase, su pupitre había cambiado de sitio para estar al final del aula, alejado del resto. En el recreo les contó lo sucedido a sus amigos. Todos movieron sus pupitres junto al suyo, y esa solidaridad le dio fuerzas para salir adelante.
La historia de X es común en Oriente Próximo, donde la homosexualidad -y en especial la femenina- es un tabú que jamás es abordado salvo para denigrar, pero no suele tener un final tan feliz como el de nuestra protagonista, quien con el tiempo descubrió que "la religión organizada sólo pretende controlar a la gente, y que el único mensaje verdadero de cada fe es el amor".

En árabe, el término más empleado para definir a un homosexual es 'shazz', que literalmente significa 'desviado'. Puede oírse en televisión y radio, en las universidades y en la calle, a veces con inflexión académica y a veces con tono de franco desprecio. Sirve para referirse a cualquiera no heterosexual, ya sea homosexual, lesbiana, transexual o bisexual. Demasiados estereotipos para el Líbano, el país más avanzado de Oriente Próximo y pionero en muchas causas, cuyo colectivo homosexual busca el reconocimiento del nombre propio y la normalización en forma de derechos.
Ese es el objetivo de Meem -majmouaat mou'azarat al mar'a al mithliyya, o grupo de apoyo a las mujeres homosexuales, creado en Beirut en 2007- , una ONG que publico el libro de relatos 'Bareed Mistazjil' o 'Correo urgente' con el propósito de hacer accesible al público las dificultades extremas a las que se enfrentan las mujeres árabes no heterosexuales, estigmatizadas hasta el punto de que muchas buscan hombres gays con los que casarse de forma que ambos emprendan una doble vida sin que sus familias o la sociedad les ataquen por su naturaleza sexual. 
El libro está compuesto por 41 historias redactadas por lesbianas anónimas que abordan desde la discriminación y el estigma que implica la homosexualidad hasta la diversidad sexual, la incidencia de la religión -componente imprescindible de Oriente Próximo-, las relaciones de pareja secretas y la emigración hacia Europa como último recurso para hallar la libertad sexual. Más de 100 lesbianas han sido encuestadas por Meem para revivir sus experiencias y ofrecer así al público un infrecuente relato sobre la realidad de las mujeres que aman a otras mujeres, ya sean musulmanas veladas o cristianas devotas, modernas urbanitas o tradicionales mujeres de provincias.

El libro ha sido escrito en inglés por un doble motivo: por un lado, las autoras se sienten más cómodas en esta lengua; por otro, en árabe no existen las palabras que necesitan para definirse y expresarse, de forma que han debido traducir literalmente del inglés al árabe expresiones como 'salir del armario'. En él se desgranan los retos a los que se enfrenta el colectivo: desde asumir su condición sexual en una sociedad donde se considera casi una enfermedad hasta exponer la situación ante sus familias, desafiando así la tradición social, o bien mantener en secreto sus relaciones sentimentales.
Su máximo objetivo, como explican las autoras -anónimas- en el prólogo, es lograr la abolición del artículo 534 del Código Penal libanés, según el cual se pena con cárcel cualquier contacto sexual 'contra natura'. Pero otro menos ambicioso y más necesario se esconde tras los relatos: desdramatizar el mito y promover la tolerancia, al menos hasta conseguir que las lesbianas tengan su propio nombre en la lengua árabe.