Presta atención a la mujer que ahora viaja en el asiento trasero de mi taxi, escucha el maquillaje de su voz, fíjate en esa nuez y en ese mentón y en esas muñecas. Salta a la vista que nació en un cuerpo equivocado, Mujer por dentro y hombre por fuera. Tal vez se confundieron de carcasa en el reparto, O Dios fuma crack, ¿qué importa el motivo? Bendita cirugía en cualquier caso. Ahora intenta meterte en ella. En su cabeza. En su alma siempre virgen de quirófanos.
En lo que fue su infancia o peor, su adolescencia. Cambia tu cuerpo por un cuerpo del sexo opuesto. Desnúdate y explora esas zonas diferentes. Siente el rechazo reflejado en el espejo, esa extraña claustrofobia hacia ti mismo. Ódiate por fuera y observa cómo los demás también te odian. (La gente estúpida odia todo aquello que no entiende. Así refuerzan su neurona: aislándola.)
Ahora, da igual que seas gay, lesbiana o heterosexual, piensa en ti. En tu propio cuerpo.
¿Te gustas o simplemente te asumes? ¿Cambiarías algo? ¿Tus pechos, tus labios, tu vientre? ¿Tu timbre de voz? ¿Tus ronquidos? ¿Tus ataques de celos? ¿Tus úlceras? ¿Tu pasado?
¿Acaso tú no eres, también, transtimismo?
¿Acaso tú no crees, a veces, que naciste en un mundo equivocado?