La persona que no está contenta consigo misma no sabe reconocer las bendiciones que ha recibido y tampoco comprende que debe ser responsable por buscar su propio bienestar. Tristemente, se convierte en un eterno viajero que busca lo que quizá nunca va a encontrar porque es probable que aunque lo encuentre no lo sepa reconocer y por lo tanto no lo pueda valorar ni retener. Ser feliz no es un destino.
Encontrar la felicidad es un trabajo personal, interno que implica humildad, gratitud y algo que le de sentido a la vida. Ser feliz es una manera de vivir, una manera de pensar y un estilo de vida que no se puede comprar o encontrar al azar.
Merly Miranda es una mujer mayor, sola, que tras haber tenido tantos años de una intensa búsqueda por el amor y la felicidad nunca los pudo reconocer ni alcanzar. Se divorció una vez de un hombre, con el que tuvo dos hijos, luego de allí su constante búsqueda la llevo a amar a dos mujeres, cada una en su tiempo; sin embargo, en todas sus relaciones siempre sentía que le hacía falta una chispa que le hiciera sentir una verdadera felicidad. Lamentablemente, por estar tan concentrada en encontrar esa dichosa felicidad que tanto deseaba, perdió la posibilidad de construir una relación de pareja profunda y duradera y una relación con sus hijos significativa y continua. Cada relación nueva le consumía mucho tiempo y la desviaba de aquello que debió haber sido prioritario y verdaderamente importante.
Hace pocos días atrás, falleció Fernanda, su segunda compañera. Durante los últimos meses de su vida, Merly estuvo a su lado en el hospital y la acompañó hasta que ella cerró los ojos por última vez.
Hoy Merly admite después de tres tormentosas relaciones, que cometió un gran error. Descubrió que buscar la felicidad sin realmente invertir tiempo y compromiso en la relación, es como querer encontrar el jarrón de monedas de oro al pie del arco iris. Fácil de decir, pero imposible de encontrar. Buscar la felicidad fuera de uno mismo es una búsqueda larga y sin sentido.
Merly aprendió demasiado tarde que la relación con su segunda compañera o su tercera mujer no fueron tanto mejores que con su ex marido. Después de un tiempo todas las relaciones cayeron en la rutina y la monotonía. Aceptó que quizás fue ella quien las dejo caer… Tristemente sus hijos fueron las personas más afectadas, ya que tuvieron una madre de tiempo completo, abnegada y sumergida en sus necesidades de hijos, pero con una mirada siempre triste y con el corazón lleno de tanto amor para dar y no haber encontrado "la mujer ideal" para dárselo.
“La felicidad se multiplica cuando se comparte y disfruta con los demás “
Las personas que son felices son aquellas que eligieron serlo, que optaron por dar, en lugar de recibir, que están dispuestos a conquistar sus sueños y compartirlos, sin poner pretextos o condiciones.