El siguiente articulo ha sido reproducido textualmente desde la pagina de "Sentado frente al mundo", conservando intacto sus parrafos e imagenes y respetando sus derechos exclusivos de autoria.Es un trabajo de investigacion muy completo y muy valioso para nuestra Comunidad LGBT; por esa razon no dudamos en recomendar ampliamente su lectura.
En la madrugada del 28 de junio de 1969 la policía allanó el Stonewall Inn , un popular bar gay en la zona de Greenwich Village , Nueva York. Las redadas eran comunes en esa década, en la que la homosexualidad era ilegal en todos los estados, menos en Illinois. Esa noche, sin embargo, se desataron violentas manifestaciones y protestas callejeras que se prolongaron durante casi toda la semana. Los Disturbios de Stonewall, como llegaron a ser conocidos, marcaron un antes y un después en los movimientos para Derechos Civiles gay en los Estados Unidos y el mundo entero.
El Stonewall Inn, Septiembre 1969
En la década de 1960, la Asociación Americana de Psiquiatría calificó a la homosexualidad como un trastorno mental, como una enfermedad, aparte de que era condenada moralmente por todas las religiones del mundo. Las relaciones homosexuales, incluso realizadas en la intimidad del hogar, eran penadas con altas multas económicas y reclusión, la cual variaba en algunos estados desde 20 años de prisión, hasta incluso sentencias de cadena perpetua.
Nueva York tenía la mayor población gay de los Estados Unidos y también fue la ciudad donde se aplicaban más agresivamente las leyes contra la sodomía. A mediados de esa década en la ciudad se crearon escuadrones de la policía para combatir los bares gay, baños saunas y salas de masaje donde se ejercía. También se empezó a usar señuelos y policías encubiertos para solicitar aquellos servicios y atraparlos infraganti. En 1966 más de cien hombres eran detenidos cada semana como resultado de esos operativos.
Era una pesadilla tanto para los gays y lesbianas declarados que eran capturados, como para los que no se atrevían a salir del closet. Esto fue generando un sentimiento de rabia e impotencia en la comunidad gay de Nueva York, en una olla de presión que tardaría poco en estallar.
El Stonewall Inn no era un bar lujoso ni que llamara mucho la atención, más bien era considerado un sitio underground y se rumoreaba que pertenecía a un miembro raso de la mafia, pero era el sitio por excelencia que frecuentaba la comunidad gay.
El Stonewall Inn, Septiembre 1969
En la década de 1960, la Asociación Americana de Psiquiatría calificó a la homosexualidad como un trastorno mental, como una enfermedad, aparte de que era condenada moralmente por todas las religiones del mundo. Las relaciones homosexuales, incluso realizadas en la intimidad del hogar, eran penadas con altas multas económicas y reclusión, la cual variaba en algunos estados desde 20 años de prisión, hasta incluso sentencias de cadena perpetua.
Nueva York tenía la mayor población gay de los Estados Unidos y también fue la ciudad donde se aplicaban más agresivamente las leyes contra la sodomía. A mediados de esa década en la ciudad se crearon escuadrones de la policía para combatir los bares gay, baños saunas y salas de masaje donde se ejercía. También se empezó a usar señuelos y policías encubiertos para solicitar aquellos servicios y atraparlos infraganti. En 1966 más de cien hombres eran detenidos cada semana como resultado de esos operativos.
Era una pesadilla tanto para los gays y lesbianas declarados que eran capturados, como para los que no se atrevían a salir del closet. Esto fue generando un sentimiento de rabia e impotencia en la comunidad gay de Nueva York, en una olla de presión que tardaría poco en estallar.
El Stonewall Inn no era un bar lujoso ni que llamara mucho la atención, más bien era considerado un sitio underground y se rumoreaba que pertenecía a un miembro raso de la mafia, pero era el sitio por excelencia que frecuentaba la comunidad gay.
Las afueras del Bar Stonewall Inn en 1969
El lugar era de baja calaña, se expendían licores adulterados sin una licencia, los dos baños disponibles carecían de agua corriente y tras la barra sólo tenían una gran tina donde ponían los vasos usados, los enjuagaban y reutilizaban. Aún así, éste era el lugar que prefería la comunidad gay de Nueva York para socializar, ya que lo consideraban un lugar tranquilo donde se podía beber, bailar y ser ellos mismos.
Las redadas policiales en el Stonewall siempre habían sido pacíficas y nunca se registraron incidentes. Una que otra ocasión la policía arrestó a alguien en la barra por pasarse de la hora de cierre, lo hacían cerrar y el bar abría al día siguiente. Esa era la dinámica normal.
Sin embargo, la redada el 28 de junio fue bastante diferente: los clientes en el Stonewall se resistieron al arresto y la policía rápidamente perdió el control de la situación. Una multitud se reunió afuera del bar, en la calle, obligando a que los policías tuvieran que encerrarse por su seguridad. Enseguida entraron en escena agentes antimotines con cascos y armados con porras para dispersarlos.
Todo empezó a la 1:20 de la mañana del sábado 28 de junio 1969, cuando dos oficiales de patrulla uniformados y el detective Carlos Smythe llegaron a las puertas del Stonewall y dijeron: "¡Policía! Estamos tomando el lugar! Para esto, dos parejas de policías (vestidas de civil) habían entrado al bar más temprano para recabar pruebas visuales y llamar al Escuadrón que esperaba afuera su señal.
La música se detuvo y las luces se encendieron. Aproximadamente 200 personas estaban en el bar aquella noche. De hecho había clientes que nunca habían experimentado una redada policial y estaban confundidos, pero los que se dieron cuenta de lo que estaba pasando empezaron a correr hacia las puertas y las ventanas de los baños, pero ya la policía había cerrado las puertas y empezó la confusión. Las autoridades comenzaron a solicitar la identificación para dejarlos salir, pero la redada no salió según lo planeado.
El procedimiento estándar era alinear a los clientes para comprobar su identificación, mientras los agentes de policía mujeres llevaban a los clientes vestidos de mujer hacia el baño para comprobar su sexo, donde generalmente ningún travesti era arrestado si tenía los papeles en regla.
Esa noche los travesti se negaron a ir con las oficiales y quienes estaban la fila también se negaron a presentar su identificación. La policía decidió llevarlos a todos a la comisaría, pero antes puso a los travesti en una habitación en la parte posterior del bar.
Para esto ya el ambiente empezaba a caldearse entre los clientes y la policía, y el malestar era general, más aún porque los agentes intimidaron inapropiadamente a un grupo de lesbianas mientras hacían los cacheos.
Plano del Local
La policía confiscó el alcohol del bar, un total de veintiocho cajas de cerveza y diecinueve botellas de licor fuerte fueron sacadas para ponerlas en los camiones, pero los camiones de arresto no habían llegado todavía, así que los clientes tuvieron que esperar en la fila durante unos 15 minutos. Los que no fueron detenidos (porque mostraron su documentación) quedaban en libertad desde que salían por la puerta, pero una vez afuera no quisieron irse como de costumbre. Al contrario, se quedaron frente al bar, donde una multitud de curiosos empezaba a aglomerarse. En cuestión de minutos hubo más de 150 personas congregadas en la calle entre curiosos y clientes.
La policía también tuvo que sacar a la fuerza y a empellones a clientes que se demoraban en salir y estos desde afuera se mofaban de ellos imitándolos y cuadrándose grotescamente, mientras la multitud se reía y los aplaudía.
Cuando llegó el primer camión, la multitud en la calle – aunque había aumentado considerablemente- se comportaba de manera pacífica. La policía comenzó a escoltar a los detenidos al primer vagón ante los aplausos de los presentes, cuando en eso un transeúnte gritó, "¡Poder gay!". Luego alguien comenzó a cantar "We Shall Overcome" y la multitud reaccionó con diversión y buen humor, situación que empezaba a irritar a los agentes. En eso, un oficial empujó a un travesti, el cual respondió golpeándolo en la cabeza con su bolso mientras la gente ya empezaba a abuchear porque se difundió el rumor de que los clientes que seguían dentro de la barra estaban siendo golpeados.
Travestis Detenidos
La trifulca estalló cuando una mujer que era conducida esposada hacia el camión, en su intento por escapar se puso a luchar con cuatro de los policías, a quienes insultaba y les gritaba que sus esposas estaban demasiado apretadas. Luego se dirigió a la multitud y les dijo: - "¿Por qué ustedes no hacen algo?". Acto seguido un oficial la lanzó violentamente hacia la parte trasera del vagón, y fue entonces cuando la gente se descontroló.
El lugar era de baja calaña, se expendían licores adulterados sin una licencia, los dos baños disponibles carecían de agua corriente y tras la barra sólo tenían una gran tina donde ponían los vasos usados, los enjuagaban y reutilizaban. Aún así, éste era el lugar que prefería la comunidad gay de Nueva York para socializar, ya que lo consideraban un lugar tranquilo donde se podía beber, bailar y ser ellos mismos.
Las redadas policiales en el Stonewall siempre habían sido pacíficas y nunca se registraron incidentes. Una que otra ocasión la policía arrestó a alguien en la barra por pasarse de la hora de cierre, lo hacían cerrar y el bar abría al día siguiente. Esa era la dinámica normal.
Sin embargo, la redada el 28 de junio fue bastante diferente: los clientes en el Stonewall se resistieron al arresto y la policía rápidamente perdió el control de la situación. Una multitud se reunió afuera del bar, en la calle, obligando a que los policías tuvieran que encerrarse por su seguridad. Enseguida entraron en escena agentes antimotines con cascos y armados con porras para dispersarlos.
Todo empezó a la 1:20 de la mañana del sábado 28 de junio 1969, cuando dos oficiales de patrulla uniformados y el detective Carlos Smythe llegaron a las puertas del Stonewall y dijeron: "¡Policía! Estamos tomando el lugar! Para esto, dos parejas de policías (vestidas de civil) habían entrado al bar más temprano para recabar pruebas visuales y llamar al Escuadrón que esperaba afuera su señal.
La música se detuvo y las luces se encendieron. Aproximadamente 200 personas estaban en el bar aquella noche. De hecho había clientes que nunca habían experimentado una redada policial y estaban confundidos, pero los que se dieron cuenta de lo que estaba pasando empezaron a correr hacia las puertas y las ventanas de los baños, pero ya la policía había cerrado las puertas y empezó la confusión. Las autoridades comenzaron a solicitar la identificación para dejarlos salir, pero la redada no salió según lo planeado.
El procedimiento estándar era alinear a los clientes para comprobar su identificación, mientras los agentes de policía mujeres llevaban a los clientes vestidos de mujer hacia el baño para comprobar su sexo, donde generalmente ningún travesti era arrestado si tenía los papeles en regla.
Esa noche los travesti se negaron a ir con las oficiales y quienes estaban la fila también se negaron a presentar su identificación. La policía decidió llevarlos a todos a la comisaría, pero antes puso a los travesti en una habitación en la parte posterior del bar.
Para esto ya el ambiente empezaba a caldearse entre los clientes y la policía, y el malestar era general, más aún porque los agentes intimidaron inapropiadamente a un grupo de lesbianas mientras hacían los cacheos.
Plano del Local
La policía confiscó el alcohol del bar, un total de veintiocho cajas de cerveza y diecinueve botellas de licor fuerte fueron sacadas para ponerlas en los camiones, pero los camiones de arresto no habían llegado todavía, así que los clientes tuvieron que esperar en la fila durante unos 15 minutos. Los que no fueron detenidos (porque mostraron su documentación) quedaban en libertad desde que salían por la puerta, pero una vez afuera no quisieron irse como de costumbre. Al contrario, se quedaron frente al bar, donde una multitud de curiosos empezaba a aglomerarse. En cuestión de minutos hubo más de 150 personas congregadas en la calle entre curiosos y clientes.
La policía también tuvo que sacar a la fuerza y a empellones a clientes que se demoraban en salir y estos desde afuera se mofaban de ellos imitándolos y cuadrándose grotescamente, mientras la multitud se reía y los aplaudía.
Cuando llegó el primer camión, la multitud en la calle – aunque había aumentado considerablemente- se comportaba de manera pacífica. La policía comenzó a escoltar a los detenidos al primer vagón ante los aplausos de los presentes, cuando en eso un transeúnte gritó, "¡Poder gay!". Luego alguien comenzó a cantar "We Shall Overcome" y la multitud reaccionó con diversión y buen humor, situación que empezaba a irritar a los agentes. En eso, un oficial empujó a un travesti, el cual respondió golpeándolo en la cabeza con su bolso mientras la gente ya empezaba a abuchear porque se difundió el rumor de que los clientes que seguían dentro de la barra estaban siendo golpeados.
Travestis Detenidos
La trifulca estalló cuando una mujer que era conducida esposada hacia el camión, en su intento por escapar se puso a luchar con cuatro de los policías, a quienes insultaba y les gritaba que sus esposas estaban demasiado apretadas. Luego se dirigió a la multitud y les dijo: - "¿Por qué ustedes no hacen algo?". Acto seguido un oficial la lanzó violentamente hacia la parte trasera del vagón, y fue entonces cuando la gente se descontroló.
La policía trató de contener a la multitud que se le venía encima, y de hecho puso a varias personas boca abajo, pero ya todo era incontrolable. Aprovechando la confusión, los detenidos empezaron a escaparse del camión mientras la multitud le pinchaba los neumáticos a las patrullas.
La conmoción atrajo a más gente y empezó a correr el rumor de que el bar había sido allanado porque "no habían querido sobornar a los policías", a lo que alguien respondió: "¡Paguémosles entonces!", y las monedas empezaron a volar por el aire hacia la policía mientras la multitud les gritaba "¡Cerdos!" y "¡Policías maricones!".
La policía sabía que no podía hacer nada frente a una multitud de entre 500 y 600 personas, y los diez agentes, entre ellos 2 mujeres policías, se atrincheraron en el interior del mismo Stonewall Inn precautelando su seguridad.
La multitud, a pesar de no estar organizada se encontraba férreamente unida, era un sentimiento colectivo y no una manifestación planificada. Todos estaban hartos de tanta represión, sentían que ya era hora de reclamar por sus derechos en un país libre.
Al ver que los agentes se atrincheraron, la multitud empezó a lanzar piedras y botellas a los ventanales del bar, y cuando estos estuvieron destrozados, encendieron tachos de basura (su contenido) y los metieron por las ventanas rotas. Ya con la situación fuera de control, los policías abrieron la puerta del bar desenfundando sus pistolas y apuntando a la multitud que se ponía cada vez más agresiva. Providencialmente ese momento empezaron a escucharse sirenas de patrullas y bomberos que se dirigían al lugar y la gente se calmó. Los incidentes habían durado alrededor de una hora.
En toda la historia de la Policía de Nueva York, sus agentes nunca habían sido humillados de tal forma, jamás una multitud los había arrinconado, por lo que se encontraban con la rabia contenida.
Los refuerzos que llegaron trataron de dispersar a la gente, pero la multitud seguía mofándose de ellos y cantándoles canciones. Fue entonces cuando la policía empezó a corretear a todo el mundo a toletazos, pero era una escena surrealista ya que por un momento se podía ver a los agentes persiguiendo por las calles a los revoltosos y de un momento a otro se veía a los uniformados huyendo de las emboscadas que les tendían en los callejones oscuros.
La multitud, a pesar de no estar organizada se encontraba férreamente unida, era un sentimiento colectivo y no una manifestación planificada. Todos estaban hartos de tanta represión, sentían que ya era hora de reclamar por sus derechos en un país libre.
Al ver que los agentes se atrincheraron, la multitud empezó a lanzar piedras y botellas a los ventanales del bar, y cuando estos estuvieron destrozados, encendieron tachos de basura (su contenido) y los metieron por las ventanas rotas. Ya con la situación fuera de control, los policías abrieron la puerta del bar desenfundando sus pistolas y apuntando a la multitud que se ponía cada vez más agresiva. Providencialmente ese momento empezaron a escucharse sirenas de patrullas y bomberos que se dirigían al lugar y la gente se calmó. Los incidentes habían durado alrededor de una hora.
En toda la historia de la Policía de Nueva York, sus agentes nunca habían sido humillados de tal forma, jamás una multitud los había arrinconado, por lo que se encontraban con la rabia contenida.
Los refuerzos que llegaron trataron de dispersar a la gente, pero la multitud seguía mofándose de ellos y cantándoles canciones. Fue entonces cuando la policía empezó a corretear a todo el mundo a toletazos, pero era una escena surrealista ya que por un momento se podía ver a los agentes persiguiendo por las calles a los revoltosos y de un momento a otro se veía a los uniformados huyendo de las emboscadas que les tendían en los callejones oscuros.
Los disturbios se alargaron hasta altas horas de la madrugada
Esa fue la tónica hasta las 4:00 am en que las calles quedaron desiertas, pero con un saldo de trece detenidos, varios hospitalizados y cuatro policías heridos. La mecha ya se había encendido. Gays, lesbianas y travestis habían perdido el miedo y lucharían por reivindicar sus derechos.
Durante los disturbios en el bar, alguien llamó al NYTimes, al New York Post y al New York Daily News para informarles lo que estaba sucediendo. Los tres periódicos cubrieron los disturbios, pero sólo el New York Daily News publicó los incidentes en su primera página. Al día siguiente la noticia del motín se había propagado rápidamente en el Greenwich Village, barrio que se caracterizaba –y hasta ahora- de contar con afluencia predominantemente gay a sus bares y sitios de diversión.
Durante todo ese sábado 28 de junio, mucha gente se acercó a curiosear el destrozado y quemado Stonewall Inn. Aparecieron grafitis en las paredes del bar del tipo: "Drag Power", "Defendamos nuestros derechos", "Legalización de bares gay", y contra todos los pronósticos, esa misma tarde el bar reanudó su atención al público.
Muchas de las personas que estuvieron la noche anterior regresaron ese día, y la aglomeración de gente esta vez fue mucho mayor que la noche anterior. Se podía ver a los Drags Queen rodeados de curiosos, turistas y hasta mendigos de la calle. Lo notable de esta nueva manifestación que se había congregado en las afueras del bar, es que muchos de ellos fueron los pioneros en perder el miedo y que se exhibieron por primera vez dándose muestras de afecto homosexual en público, algo impensable hasta esos momentos en el país. Todos esos curiosos, gente que pasaba y se adhería, manifestaban su apoyo a la comunidad gay.
Esa fue la tónica hasta las 4:00 am en que las calles quedaron desiertas, pero con un saldo de trece detenidos, varios hospitalizados y cuatro policías heridos. La mecha ya se había encendido. Gays, lesbianas y travestis habían perdido el miedo y lucharían por reivindicar sus derechos.
Durante los disturbios en el bar, alguien llamó al NYTimes, al New York Post y al New York Daily News para informarles lo que estaba sucediendo. Los tres periódicos cubrieron los disturbios, pero sólo el New York Daily News publicó los incidentes en su primera página. Al día siguiente la noticia del motín se había propagado rápidamente en el Greenwich Village, barrio que se caracterizaba –y hasta ahora- de contar con afluencia predominantemente gay a sus bares y sitios de diversión.
Durante todo ese sábado 28 de junio, mucha gente se acercó a curiosear el destrozado y quemado Stonewall Inn. Aparecieron grafitis en las paredes del bar del tipo: "Drag Power", "Defendamos nuestros derechos", "Legalización de bares gay", y contra todos los pronósticos, esa misma tarde el bar reanudó su atención al público.
Muchas de las personas que estuvieron la noche anterior regresaron ese día, y la aglomeración de gente esta vez fue mucho mayor que la noche anterior. Se podía ver a los Drags Queen rodeados de curiosos, turistas y hasta mendigos de la calle. Lo notable de esta nueva manifestación que se había congregado en las afueras del bar, es que muchos de ellos fueron los pioneros en perder el miedo y que se exhibieron por primera vez dándose muestras de afecto homosexual en público, algo impensable hasta esos momentos en el país. Todos esos curiosos, gente que pasaba y se adhería, manifestaban su apoyo a la comunidad gay.
La siguiente noche se congregaron mas personas
Lamentablemente también se habían unido a la multitud gente que solo iba con el ánimo de provocar a la policía y cometer desmanes. De esta manera la manifestación esa noche se volvió vandálica, se sacudían de un lado a otro a los autos que pasaban por el lugar y hasta llegaron a romper los parabrisas de un par de patrulleros parqueados por el sector. Empezaron a incendiar los botes de basura de todo el vecindario hasta que le tocó intervenir nuevamente a la policía, provocando una nueva batalla campal hasta altas horas de la madrugada.
Lamentablemente también se habían unido a la multitud gente que solo iba con el ánimo de provocar a la policía y cometer desmanes. De esta manera la manifestación esa noche se volvió vandálica, se sacudían de un lado a otro a los autos que pasaban por el lugar y hasta llegaron a romper los parabrisas de un par de patrulleros parqueados por el sector. Empezaron a incendiar los botes de basura de todo el vecindario hasta que le tocó intervenir nuevamente a la policía, provocando una nueva batalla campal hasta altas horas de la madrugada.
El lunes y el martes también hubo manifestaciones en Greenwich Village, pero estas fueron de menor magnitud, en buena parte debido a que esos días llovió. Paralelamente empezaron a circular volantes y folletos que arengaban a: “Desterrar a la mafia y a la policía de los bares gay” y era explicable, ya que casi la totalidad de sitios nocturnos de la zona eran manejados por la mafia.
Pero no toda la comunidad gay consideraba que esta rebelión evolucionaba positivamente. Muchos gays mayores de edad y miembros de antiguas asociaciones que luchaban desde la década de 1960 para promover los derechos de los homosexuales, creían que la violencia y el comportamiento afeminado en público eran vergonzosos.
El día miércoles, el periódico local The Village Voice publicó un par de artículos escritos por dos editorialistas (homofóbicos declarados), en los que se incluían descripciones poco halagadoras acerca las protestas y sus participantes: "La fuerza de la mariconada" decía el uno, "Muñecas flácidas" y "Domingo de locura y maricones" escribía el otro. Como era previsible, una multitud se agolpó en las afueras del periódico y estuvo a punto de quemar las oficinas, hasta que providencialmente llegó la policía con quienes nuevamente se enfrentaron en otra batalla callejera produciéndose bajas de lado y lado por igual, saqueos de almacenes de la zona y la detención de cinco personas.
Los acontecimientos en el Greenwich Village dieron lugar para que grupos anteriormente organizados vislumbrasen una oportunidad de tomar acción. El 4 de julio de 1969, la Sociedad Mattachine (asociación gay fundada en la década de 1950) realizó su manifestación anual frente al Salón de la Independencia en Filadelfia, a donde llevaron en buses a varios manifestantes neoyorkinos.
Esa manifestación siempre se había caracterizado por su sobriedad, las mujeres llevaban faldas y los hombres traje con corbata, y todos marchaban en silencio siguiendo líneas organizadas. En cambio para este año los manifestantes de NY rompieron el protocolo, las parejas tanto de gays y lesbianas marcharon cogidos de la mano y hasta se besaban en público, y aunque los organizadores estaban furiosos, esta vez ganaron más atención de la prensa que en todas las marchas anteriores.
Así eran las manifestaciones de la Sociedad Mattachine hasta antes de 1968
Así de informal y liberal fue la manifestación de 1969 en que llevaron a los neoyorkinos que ya habían perdido el miedo
Aunque la Sociedad Mattachine había existido desde la década de 1950, muchos de sus métodos ahora parecían demasiado blandos e ineficientes para esta nueva generación de jóvenes que había sido testigo de los disturbios de Stonewall. Fue así que los miembros más radicales se separaron y aglutinaron a toda esa nueva juventud en el Gay Liberation Front (GLF), que de paso fue la primera organización de este tipo en utilizar "gay" en su nombre.
El GLF se identificó y alineó enseguida con grupos underground de afroamericanos (Panteras negras ), contra la Guerra de Vietnam y otros grupos radicales de Izquierda.
A los seis meses de los disturbios de Stonewall fundaron un pequeño periódico semanal llamado "Gay", que a la postre fue básico para su movimiento ya que la ciudad necesitaba un punto de vista más liberal. En menos de un mes hacían su aparición otros dos otros periódicos similares: Come Out! y Gay Power, aglutinando entre las tres publicaciones casi 25.000 lectores. Ahora la estrategia era informar a la ciudadanía de sus actividades pero sobretodo reindicarse y pedir su espacio en la sociedad.
El siguiente paso fue formar la Gay Activists Alliance (GAA), movimiento que fue manejado con más orden y prolijidad que el anterior, en cuya acta de constitución se podía leer: "Nosotros, como activistas homosexuales liberados exigimos libertad de expresión, que se nos trate con dignidad y se nos valore como seres humanos".
La GAA desarrolló y perfeccionó una táctica de confrontación llamada Zap , que consistía en capturar algún político o celebridad que se encontrara distraído o con la guardia baja, y convencerle hasta hacerle reconocer –a veces avergonzándolos- los derechos de los gays y las lesbianas. Muchos concejales de la ciudad fueron persuadidos de esa forma y hasta el alcalde de Nueva York, John Lindsay -el más asediado- logró evadirlos varias veces.
Las redadas en los bares gay no se había detenido después de los disturbios de Stonewall. En marzo de 1970 fue allanado el Bar Zodíaco donde 167 personas fueron arrestadas. Uno de ellos era un argentino que tenía miedo de ser deportado por su condición de homosexual, y trató de escapar de la comisaría saltando por una ventana desde el segundo piso. Lastimosamente cayó sobre una verja y quedó empalado en una punta de hierro de 36 cm. El New York Daily News publicó una foto del argentino empalado en primera página. Los miembros de la GAA organizaron una marcha en su honor en la que participaron pacíficamente cientos de gays, lesbianas y simpatizantes liberales. También enviaron una carta abierta al alcalde Lindsay exponiéndole los motivos para poner fin a las redadas en los bares gay de la ciudad.
Luego de tres meses, el 28 de junio de 1970, se celebró el primer aniversario de los disturbios de Stonewall y se lo denominó el "Día de la Liberación" con una asamblea en las calles y se realizó la Primera Marcha del Orgullo Gay en la historia de los EE.UU., tan multitudinaria que abarcó 51 cuadras aledañas el Central Park. Aunque el permiso para el desfile fue entregado sólo dos horas antes del inicio de la marcha, los manifestantes encontraron poca resistencia de los espectadores y del ciudadano común.
Primera Marcha del Orgullo Gay de la historia (28 de junio de 1970, NY)
De todas maneras la marcha duró menos de la mitad del tiempo previsto ya que los manifestantes ahora si querían dejar una buena imagen ante la opinión pública y los espectadores, por eso fueron cautelosos y respetuosos al caminar por primera vez en la ciudad con sus banderas y símbolos gays, y se retiraron temprano. Simultáneamente se llevaron a cabo otras Marchas del Orgullo Gay en Los Ángeles y en Chicago. Para el siguiente año las marchas se extendieron a Boston, Dallas, Milwaukee, Londres, París, Berlín Occidental y Estocolmo, y para 1972 ya se habían sumado Atlanta, Buffalo, Detroit, Washington DC, Miami y Filadelfia.
De esta forma pues, se instauró el Día del Orgullo Gay (luego LGTB) que se celebra todos los años desde aquella fecha el 28 de junio de 1970, rememorando así los disturbios en en aquel pequeño bar, donde la gente con preferencias sexuales alternativas se cansó y dijo: Basta ya de abusos y persecusión.
Stonewall Inn en la actualidad
Enhorabuena por lo que han logrado hasta ahora, aunque les falta camino por recorrer y esperar que las nuevas mentes abiertas terminen de incluirlos en la sociedad.
Éste artículo va dedicado a varios amigos/as que en un país tercermundista como éste, tienen que guardar las apariencias toda su vida, y sino, soportar el discrimen cuando se atreven a vivir a plena luz su sexualidad. Sepan que los respeto y admiro.
FUENTES:
Sentado frente al mundo